jueves, 23 de abril de 2009

Pollo en pepitoria


Mis padres me regalan por mi cumpleaños una olla express. Perfect Plus. El modelo 'perfect plus guay ideal de la muerte o sea'se les ha terminado. Y dicen que hay crisis.

El estreno es con un pollo en pepitoria. Uno de los platos que recuerdo de mi abuela Nico y que hace que me guste tanto el pollo.

Ingredientes:
hebras de azafrán
tomillo
vino blanco
pimienta negra
perejil picado (se me olvidó echarlo)
Muslitos de pollo
media pastilla avecrem de caldo de pollo (trampucias?)
ajo (un diente)
cebolla muy bien troceadita (mercadona me mola)
almendras crudas
ds huevos duros
caldo de navidad o caldo de pollo

Intrucciones:
Se sofrien la cebolla y el ajo y después se dora el pollo. La forma de medir si está bien es que la cebolla esté casi transparente. Entonces se echan los muslitos a dorar (fuego fuerte).

En paralelo (y esto da sensación total de cocinillas, ir haciendo varias cosas a la vez) se echan los huevos al agua a que se pongan duritos.

Las almendras (un puñadito), el perejil, los huevos duros, el azafrán, el tomillo, la pimienta y un poco de sal se echan en una picadora o se hace en un mortero. Yo estoy con la picadora que para eso me ocupa un espacio en la cocina.

Cuando el pollo está dorado y el picado (que en realidad se llama "majado") está listo, se echa media pastilla y el caldo en la olla junto el majado a la olla. Se cierra con cuidado y se deja unos diez minutos a toda mecha s partir de la señal.

La señal es cuando hace calorcito como para velocidad express. En la olla que tengo yo tiene que tener dos anillos arriba. Entonces se debe bajar el fuego y es cuando se cuentan los diez minutos.

IMPORTANTE: Antes de abrir la olla hay que asegurarse de que se ha ido toda la prisión. Recuerdo la cocina de casa de mis padres totalmente forrada de espinacas porque tuvimos una chica que tenía prisas.

El primer plato de la olla ha estado genial. Seguiremos incluyendo platos. A ver si con más frecuencia hombre ya.

miércoles, 4 de marzo de 2009

De las necesidades de la buena cocina

"En primer lugar, es necesaria una fuente de fuego constante. Además, una provisión constante de agua hirviente. Después un suelo que esté por siempre limpio. También aparatos para limpiar, moler, rebanar, pelar y cortar. Ademásun ingenio para apartar de la cocina los tugos y hedores y ennoblecerá así con un ambiente dulve y fragante. Y también música, pues los hombres trabajan mejor y más alegremente allí donde hay música. Y por último, un ingenio para eliminar las ranas de los barriles de agua de beber".

Leonardo Da Vinci
Un libro muy gracioso que encontré en casa. Explica cómo se le ocurrieron las servilletas, el pepito de ternera o incluso cómo sentar a un asesino a la mesa.
Leonardo Da Vinci estuvo ¿treinta? años de jefe de cocina de un gran señor de Milán. Qué crack.

martes, 24 de febrero de 2009

Ternera, espárragos, queso y rock 'n' roll

Lo reconozco. La foto es un desastre. Tanto criticar
las de Gonzalo y ésta es de pena. Prometo otra más
seria pronto.

Nos estamos acostumbrando a quedar los lunes a cenar.

Está fenomenal porque hace los lunes mucho más divertidos.

Don Manuel, Doña Beatriz y un servidor han establecido una especie de concurso de cocina.

Manolo hizo una dorada, Beatriz un salmón y Monsieur Cacheche un plato de carne.

Aunque no era más que un calentamiento, no me gusta perder ni peso y me lo he tomado muy en serio.

De primero, crema de calabaza. De segundo carne con trigueros. De postre sorbete al champán.

El primero y el postre, por conocidos, quedan para ser anotados otro día. Lo mejor, compartir plato y lunes con la 'familia'. Nos ha faltado María. Ya vendrá el lunes que viene.

El plato principal de hoy se compone de los siguientes ingredientes:

Filetes finos de carne de babilla (partidos por Paco del alcampo de Pío XII. Tan majo como Pedro, pero no te cuenta sus infidelidades)
Espárragos trigueros (gesto técnico: oler las puntas. A las madres les encanta. Si huelen a puro campo son perfectas. Si no, no preocuparse, si estuvieran malas, los habrían retirado)
Queso manchego en lonchas
Vino de Oporto
Cinta de cocina (de atar)

Se corta un 25% de cada espárrago. La parte más dura.

Se pasan a una sartén grande con fuego lento y sal gorda hasta que se reblandecen. Los espárragos son como los cacheches. Al principio van de duros, pero con calor y paciencia se vuelven tiernos.

If espárrago igual a blandito, then it's time to prepair the meat.

Se pone la carne como base, se planta el queso encima y dentro tres máximo cuatro espárragos y se ata con el hilo de cocina.

Se ponen los atillos de poco en poco con una pizca de aceite en la sartén y se añade oporto.

El oporto con el calor se reduce: se evapora una parte y otra parte se pega a la carne.

Al cabo de unos tres minutos, la carne está hecha como para comerla y el queso derretido. Es hora de sacar de la sartén con cuidado de no deshacer los atillos.

Después se sirve en una fuente plana lo más grande posible. Colocados en paralelo, con estilo. Por encima se echa la salsa del oporto que ha quedado en la sartén.

Una san miguel selecta me refrescaba mientras me entregaba a la excelsa tarea de preparar la cena.

Para beberlo un vino de crianza suave termina de rematar la mezcla de sabores. Si es de la ribera del Duero, tanto mejor, así el oporto y el vino se reencuentran en el Duero que llevamos dentro los sorianos.

Nombre guay: Ternera triguera con manchego al baño de oporto

lunes, 16 de febrero de 2009

Chuletas a la parrilla

la verdad es que la foto es una pena. Hay que mejorar el aspecto gráfico...

Chuletas de Cordero (de cabecera)
Sarmientos
Sal
Pan
Ensalada
Vino tinto
Alguien con quien comentar

No hay cosa más triste que comer sólo. Es como el chiste ese del hombre que da con Kim Bassinger en una isla desierta. Se enamoran. Se funden día tras día durante años. Y un buen día al tío le da un bajón. Ella preocupada le pregunta qué pasa. Él le pide a ella un favor: que se vista de hombre.

Cuando por fin lo hace, él se acerca, le pasa la mano por el hombro y dice: "no sabes con quién llevo años acostándome"

Comer es así.

Hoy he tomado la primera barbacoa del año. Estaba con Beatriz a la orilla del Duero. Todo el mundo por ahí y unas chuletas de cordero en la nevera.

La parrilla con sarmientos tiene un sabor especial. El sarmiento es la leña que se hace de las viñas. Yo nunca he ido pero me han dicho mil veces que no me pierdo nada. Si puedo, moriré con la duda.

El caso es que el sarmiento le pasa un sabor especial a la carne, cuando entra en la boca, se encuentra con el regusto del vino, que guarda algo de aquel verano en coincidieron en aquella parra. Sus almas se funden. Y se cierra el círculo.

Las chuletas deben estar muy bien cortadas. "Unas chuletas bien cortadas de cabecera, por favor". Si al oir eso, el carnicero pone cara de pocos amigos, es que sabe cortarlas.

(Si ya sabéis que el carnicero parte bien la carne no tiene sentido castigarle)

Se prepara el fuego: papel de periódico, sarmiento y una cerilla. Se quita el trozo de cuerda que ata el sarmiento. Los muy expertos notan el sabor. Se han dado casos en San Esteban de alguien que sabe el tiempo que hizo ese año por probar una chuleta de un sarmiento.

Cuando más llama hay se pone la parrilla para que se queme la grasilla de la vez anterior. Puede sonar guarro, pero es la mejor forma.



Se deja un minuto sobre el fuego y luego se pasa papel de estraza de las chuletas o un periódico. Sin la parte de nacional que luego se politiza todo.

Se ponen las chuletas sobre la parrilla en sentido perpendicular a la mismay mientras se va haciendo una "cama" de brasas, acorde con las patas de la parrilla. 2 ó 3 centímetros por debajo la zona de aterrizaje de las chuletas.

equilibrio entre chuletas de palo y de carne

Cuando está todo preparado, se coge con ambas manos la parrilla (parece una tontería pero hay machotes que han arruinado una cena). Se asienta sobre la cama de brasas.

Se airea un poco (ver imagen). No tengo ni idea de para qué sirve, pero tiene su gracia y la gente menos experta piensa: "este tío sabe".

no hay que inclinar mucho. Se supne que tienes que evitar que les de demasiado calor seguido. Pero no es un tobogán.

OJO - Consejo importante: No se le pone la sal hasta el final. La sal tiene a secar las chuletas. Y al no ponerla, quedan mucho más jugosas. En el plato o en la fuente, aceptan la sal perfectamente.

Nivel de asado: Para gustos los colores: a mi me gustan más bien hechas. A mi prima Blanca le gustan tan churruscadas que podrías poner carne de rata y no lo notaría. Lo importante es que estén a gusto del personal.

Un lado. Se saca la parrilla del fuego un segundo y se le da la vuelta, mejor con un tenedor o pinzas. Así no se caen ni se quema nadie.

Se pone una ensaladita de lechuga, tomate y cebolla y se disfruta del sol, de la comida y de la compañía.

Nombre guay: "Chuletas de cordero de mi corazón"

domingo, 8 de febrero de 2009

Spaghetti Marinera Recesivos


Primer plato del blog. Tenía que ser pasta.

Probablemente, cuando done mi cuerpo a la ciencia, descubrirán que está perfecto por dentro por la cantidad de pasta que tomo.

El nombre del plato es importante. Es puro marketing.

Es un plato simple y económico pero muy rico. Es ideal para eliminar restos de la juerga del día anterior y aprovechar las perlas de la despensa.

Ingredientes:
400 g de spaghetti normales
2 Latas de atún
1 bote de mayonesa (o se hace la mayonesa)
Agua rica
Media Cebolla
Queso rallado
Aceite, sal y pimienta

Se lava uno muy bien las manos (jabón y agua caliente, estilo cirujano). Si tenemos el pelo largo, nos enfundamos el gorro de cocina. Nos ponemos una coleta. O echamos 5 (cinco) kilos de gomina en el pelo. Todo antes del supercorte de rollo que es un pelo en la comida.

Cocinar da mucha sed. Si haces el plato un domingo post mojitos, te tomas una coca cola (lo que he hecho yo hoy) sino un buen vino tinto.

Se pone el agua a hervir en una olla. Se echa una cucharada de aceite, una pizca generosa de sal y pimienta. Cuando hierve se añade la pasta. Yo la prefiero sin partir. Pero cada uno a su gusto.

Se parte la cebolla muy pequeña para sofreir en la sartén. Si te acuerdas (y tienes) cebolla troceada y partida del mercadona, mejor.

Una película de aceite a calentar en la sartén. Cuando está bien caliente (no antes) se echa la cebolla. Para comprobar si está bien caliente hay 4 métodos:
1) El tiempo (al cabo de 3 ó 4 minutos el aceite suele estar muy caliente. Si no lo está, es que hay que encender el fuego)
2) Poner la mano a cinco centímetros del aceite (riesgo para los amigos del parkinson)
3) Echar un trocito de cebolla a ver cómo suena. Si la sartén grita como cuando sale Messi, es que está caliente
4) Meter el dedo (ideal para masoquistas. El defecto es que da un poco de sabor al plato a cerdo quemado)

Mientras tanto, se va removiendo la pasta para que no se pegue al fondo. Al remover la pasta viene bien canturrear la última canción que recuedas del día anterior. En mi caso un dueto precioso de Carlos Baute y Marta Sánchez.

Cuando la cebolla está casi transparente, se abre la lata de atún y se vierte el mismo sobre la sartén. Se mezcla con la cebolla con gracia. Cuando está bien mezclado se echa un chorrito de vino blanco (medio vaso ya es mucho). La sartén grita un poco (y salpica). Se baja un poco el fuego y se mezcla bien. Parte del alcohol se pira y parte se pega al atún y a la cebolla.

A los nueve minutos, más o menos, depende de la fuerza del fuego y de la pasta, se saca y se escurre. Un rápido remojón para darle frescura y se escurre de nuevo y a la fuente.

Se añade el combinado de cebolla y atún y un bote de mayonesa. Se mezcla con cariño (sin ponerse perdido) y se sirve.

Queda guay con un poco de queso rallado. Siempre que no lleve en la nevera desde las olimpiadas de Barcelona, como era el caso del mio.

Se debe de tardar unos quince minutos desde la puesta del delantal hasta la mesa. Es muy apañado y tiene proteínas, vitaminas y esas cosas para tener buena memoria. Y no sé qué más que se me ha olvidado :-)

Posible nombre guay:
Spaghetti con atún a la menorquina

La magdalena de cada uno

Un delantal ligeramente manchado de harina, unas manos gastadas me revuelven el pelo recién cortado y un beso que aterriza en mi mejilla.

Huelo los macarrones con chorizo gratinándose en el horno casi desde el ascensor. Las albóndigas. Las croquetas...

Si Proust tenía una magdalena, yo creo que tengo unos macarrones con chorizo.

Mi abuela me enseñó que la cocina es cuestión de ponerle cariño a las cosas. Supongo que como todo en la vida. Si le pones cariño, todo lo demás viene detrás y es cuestión de tiempo y práctica.

Empiezo este blog para recordar los platos que sé hacer antes de que me ataque el alzheimer,por aprender y practicar con otros nuevos, por ayudar a quienes quieran cocinar y no tengan ni guarra, por obligarme a mejorar mi carta de platos y por el puro gusto de escribir.

No pretendo hacer un libro de cocina ni un site para ser un gran cocinero. Siguiendo con el espíritu de la Fundación Cacheche que patrocina este espacio: "sólo sé que no se nada".

En muchos casos las cosas no tratan tanto de saber hacerlas como de saber disfrutarlas.

La música, la compañía y los 'agredientes' en general son tan importantes como la calidad de lo principal.

De eso va la cocina. Y la vida ¿no?